Mi peor experiencia en Airbnb: una advertencia para nómadas digitales y viajeros

Después de más de dos años viajando y usando Airbnb como nuestra plataforma principal de alojamiento, esta ha sido sin duda la peor experiencia que hemos tenido. Lo viví todo durante un mes en una casa que prometía ser ideal, pero resultó un desastre desde el primer día.

Este post no es solo una catarsis, sino una advertencia real para quienes buscan lugares tranquilos, cómodos y confiables, especialmente si, como nosotros, trabajan en remoto. Aquí te cuento por qué nunca volvería a reservar con esta anfitriona, y por qué tú tampoco deberías hacerlo.

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Información engañosa desde el primer momento

Reservamos el alojamiento porque el anuncio decía claramente que se trataba de una casa completa con cinco habitaciones, dos baños, apta para fumadores y mascotas. Sin embargo, al llegar nos encontramos con un pequeño departamento de dos habitaciones y un solo baño. Éramos tres personas y un perro (aunque la tercera persona llegaría días después), pero al ver solo dos habitaciones, preguntamos qué pasaba. Nos dijeron que debió haber un error y que podían ofrecernos una habitación adicional en el piso de arriba… compartiendo el baño con otros huéspedes.

Mostramos el anuncio para aclarar que no habíamos reservado eso. La persona que nos recibió no era la anfitriona y nos pidió esperar a que ella llegara. Cuando finalmente llegó, revisamos juntos el anuncio, y –sorpresa– ya no decía cinco habitaciones, sino tres. Es decir, modificaron el anuncio mientras nosotros ya estábamos ahí.

El anuncio: Cuando reservamos
El anuncio: Despues de llegar a la casa

Aun así, por circunstancias personales no podíamos reubicarnos en ese momento, así que aceptamos quedarnos. Más tarde, la anfitriona volvió para decirnos que además la cocina y lavandería del departamento eran compartidas con las habitaciones de arriba, y que si éramos fumadores, debíamos usar la terraza. Fue el colmo. Le dijimos que eso ya era demasiado, que no habíamos reservado un espacio compartido. Finalmente, regresó con cara de tragedia a decir que sí, que el departamento quedaría solo para nosotros.

Algo que descubrimos después de salir de la casa, es que están en otras plataformas como Booking y allí ponen la foto que esta en la cabecera del post, pero esa casa es la casa de enfrente. La casa es la foto que dejo aquí, y al espacio que anuncian se ingresa por el portón negro a mano derecha. Es una casa interior.

Una anfitriona ausente e indiferente

En todo el mes, la comunicación fue mínima o inexistente. Tuvimos que escribirle varias veces y esperar más de 48 horas para recibir respuesta, si es que llegaba. Pero lo más grave fue cuando un día quedé encerrada dentro de la casa. La cerradura tenía un desperfecto y no podía abrir la puerta. Le escribí pidiendo ayuda y nunca respondió. Si hubiera estado sola en el país o sin acceso a otras personas, me habría quedado atrapada todo el día.

Después de tantas buenas experiencias con anfitriones atentos, dispuestos a resolver y siempre disponibles, esta indiferencia fue desconcertante.

Todavia espero que me ayude 🥹 👉🏻

Desperfectos y condiciones deplorables

Desde el día uno, tuvimos que lidiar con problemas serios en la casa. Las cañerías del baño y la cocina estaban rotas, por lo que cada vez que nos lavábamos los dientes o lavábamos los platos, el agua se filtraba y había que perder al menos 10 minutos secando el piso.

La limpieza brillaba por su ausencia: todo estaba lleno de polvo. Tuvimos que limpiar a fondo los roperos y muebles de cocina antes de poder colocar nuestras cosas. Las almohadas estaban tan deterioradas que tuvimos dolor de cuello durante casi toda la estadía.

Y por si fuera poco…

El internet: una pesadilla para nómadas digitales

El internet fue el mayor dolor de cabeza. Se caía hasta cinco veces al día, y como trabajadores remotos, esto afectó directamente nuestra productividad y tranquilidad. Es frustrante tener reuniones canceladas, archivos que no suben y depender del azar para cumplir con tus compromisos laborales. En pleno 2025, esto no es aceptable, y mucho menos si el anfitrión no se hace responsable ni propone una solución.

¿Estoy exagerando?

Por momentos me lo pregunté. Pero apenas dejamos ese Airbnb y llegamos a otro alojamiento en Santa Marta, todo cambió: un anfitrión presente, que responde en minutos, se interesa por nuestras necesidades, nos ayuda a movernos por la ciudad y nos hace sentir bienvenidos. Entonces confirmé que no estaba pidiendo demasiado: simplemente estaba esperando lo que Airbnb debería garantizar.

Otra cosa que me confirmó que mi reclamo era válido fue la respuesta de la propia plataforma. Al presentar una queja formal ante Airbnb, adjuntando fotos, videos y capturas de pantalla como prueba de todo lo que había fallado, Airbnb evaluó el caso y nos devolvió el 30% del valor total de la estadía. Esto solo ocurre cuando consideran que la queja es legítima y que el alojamiento incumplió lo ofrecido.

Conclusión

Ni la casa ni la anfitriona están preparadas para recibir personas a través de Airbnb. Esta experiencia nos enseñó a investigar aún más antes de reservar, a hacer capturas del anuncio completo, y sobre todo, a confiar en nuestras primeras impresiones. Si algo no cuadra desde el inicio, probablemente no va a mejorar con el tiempo.

Ojalá este post le sirva a alguien más a evitar una mala experiencia como la nuestra. Si no me crees mira lo que dicen otros viajeros.

Para que no pases por lo que nosotros pasamos te dejo los enlaces de la casa en Eirbnb y en booking

Recomendaciones si eres viajero o nómada digital

Después de esta experiencia, me gustaría dejar algunas recomendaciones para otros viajeros —y especialmente para quienes, como yo, trabajan mientras se mueven de ciudad en ciudad:

1. Lee con lupa la descripción del alojamiento. Verifica cuántas habitaciones, baños y áreas comunes se ofrecen. Si algo parece demasiado bueno para ser verdad, tal vez lo sea.

2. Revisa los comentarios más recientes. Muchas veces los huéspedes anteriores ya han notado los mismos problemas. Los comentarios suelen ser una mina de información que ayuda a decidir.

3. Contacta al anfitrión antes de reservar. Haz preguntas clave, como si el espacio es privado, si hay buena conexión a internet o si aceptan mascotas (en caso de viajar con una). La rapidez y claridad en la respuesta puede darte una idea de cómo será la comunicación durante la estadía.

4. Verifica la política de cancelación. En caso de encontrar problemas graves, es importante saber con qué respaldo cuentas si decides abandonar el lugar.

5. Documenta todo desde el día uno. Toma fotos, guarda capturas de pantalla y registra cualquier comunicación con el anfitrión. Si algo no está bien, tener pruebas facilitará cualquier reclamo con Airbnb.

6. No normalices el mal servicio. Como nómadas digitales, dependemos de una mínima calidad de vida para trabajar bien. No estás pidiendo demasiado al exigir lo que se prometió. Confía en tu percepción.

Viajar debería ser una experiencia enriquecedora, no una constante lucha por condiciones dignas. Espero que este testimonio ayude a otros a evitar pasar por lo mismo.

Si quieres más detalles de nuestra espantosa experiencia pasa por el Blog de Ibai y lee su reseña que esta muy entretenida

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